viernes, 3 de junio de 2016

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"Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. ROMANOS 10:17
Un jardinero puede plantar el mismo tipo de semillas en tres lugares diferentes y obtener tres resultados diferentes. En un lugar, él cosechará tomates gigantes. En el otro, él cosechará tomates pequeños. Y en un tercero, no cosechará nada. ¿Cuál es la diferencia? No es la semilla, es el suelo. El suelo debe estar preparado para la semilla. Lo mismo sucede cuando oyes la palabra de Dios. Es por lo que tú puedes llevar dos personas a la iglesia, las sientas lado a lado, y una saldrá pensando que Dios realmente le habló, mientras que la otra no se llevará nada del servicio. El corazón de una persona fue preparado; el corazón de la otra, no. ¿Cómo puedes preparar el suelo de tu corazón para la palabra? La Biblia dice, "Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse; pues la ira humana no produce la vida justa que Dios quiere. Por esto, despójense de toda inmundicia y de la maldad que tanto abunda, para que puedan recibir con humildad la palabra sembrada en ustedes, la cual tiene poder para salvarles la vida." (Santiago 1:19b-21 NVI).
Para tener una buena recepción, este pasaje nos enseña a tener cuatro actitudes:
   Debes estar callado. "Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar'. Tú no puedes oír a Dios si estás hablando.
   Debes estar tranquilo, "y ser lentos... para enojarse." Si estás desesperado, no vas a oír a Dios. La Biblia dice: "Quédense quietos y reconozcan que yo soy Dios..." (Salmo 46:10 NVI). Mi traducción de eso, es: "Siéntate y cállate"
   Debes estar limpio, "despójense de toda inmundicia y de la maldad'. Antes de que te encuentres con Dios, tienes que sacar la basura emocional y espiritual. Deshazte de las cosas malas en tu vida. Te deshaces de la basura cuando confiesas tu pecado a Dios y cuando estás de acuerdo con Él de que lo que hiciste estuvo mal.
   Debes ser humilde, "para que puedan recibir con humildad la palabra sembrada en ustedes". Estar listo para hacer lo que Dios dice de su Palabra. Una actitud soberbia endurece el corazón. El Día de hoy, ¿cómo está tu suelo?
¿QUÉ ESCUCHASTE? ¿Qué te dijo Dios cuando leiste hoy la Escritura y el devocional? ¿QUÉ PIENSAS? ¿Cómo aplicas esto en tu vida?
¿QUÉ VAS A HACER? No solo escuches la Palabra. Sé un hacedor de la Palabra (Santiago 1:22).
AHORA HABLA CON DIOS. Esto es donde cambias tus pensamientos a oraciones. Pueden ser oraciones de gratitud o alabanza. Pueden ser oraciones de confesión o peticiones para que Dios te ayude. Tú decides. Toma un minuto para escribir la respuesta que Dios te dio en oración.

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